sábado, septiembre 30, 2006

HISTORIA DE VALOR Y ANGUSTIA

Por: Arturo OP

Lo que les voy a narrar estimados lectores es un acontecimiento que se dio lugar el 2 de abril del 2006, en la zona denominada “La Coronilla”, Zapopan, Jalisco(barranquitas UAG). Que nunca olvidaré y que forjará mi carácter, tomando las medidas de seguridad más extremas para evitar este tipo de accidentes.

Era un domingo común y corriente del cuerpo de ciclismo de montaña pero hubo un cambio de lugar para realizar la práctica, por causas de fuerza mayor, en vez de que se realizara en el Bosque de la Primavera, se tuvo que practicar en La Coronilla (Barranquitas UAG). Los asistentes a la práctica fuimos 9, no mencionaré los nombres en estos momentos para no hacer tediosa la lectura, pero conforme se avance en esta redacción iré nombrando a los ciclistas pentathletas.

La ruta inicialmente planeada por un servidor era realizar un recorrido en forma de circuito por todos los caminos de las Barranquitas, donde el primer descanso era en el puesto de vigilancia de la UAG, que se encuentra ubicado en el punto cercano a la colonia residencial Los Virreyes y llegar al estacionamiento del campo de Instrucción a las 11:45am.

Conforme avanzábamos nos dimos cuenta de que las Barranquitas ya estaban divididas con mallas ciclónicas y con cercas de ganado (alambres de púas) donde lo peor de todo es que invadían parte de los caminos de terraceria.

Cuando llegamos al puesto de vigilancia, descansamos diez minutos para luego emprender el regreso; pasando por un costado del campo de golf, que se está construyendo a espaldas del coto residencial Royal Country. Todo iba muy bien conforme a lo planeado, a tiempo y sin ninguna novedad.

Pero a continuación lo que yo jamás hubiera querido que pasara, nos adelantamos Mauricio, Rodrigo y los hermanos Daniel y Maximiliano Hinojosa, a un costado de UNICO donde posteriormente llegarían Diana, Fernando y Pedro; solo faltaba Alberto Burgos quien tiene 8 años y ya venía algo cansado, por consecuencia se venía retrasando, entonces le di la orden a Rodrigo junto con Mauricio para que se fueran adelantando al campo de instrucción y a Diana la comisioné para que se esperara con los demás, para ir por Alberto y darle ánimos para que le echara el último esfuerzo y llegar a tiempo.

Alberto venía bajando una pequeña curva difícil, con la arena suelta y piedras, la bicicleta siguió y se estrelló contra los alambres de púas que estaban sobre el camino, los cuales no se alcanzaban a ver a simple vista.

Alberto por su corta estatura, las púas perforaron la zona del cuello, ocasionándole una herida de 3cm aproximadamente con una profundidad del tamaño de una púa y algunos raspones, cuando lo agarré y vi lo que nunca me imaginé que le pudiera haber pasado, sentí un dolor tan fuerte y un nudo en la garganta que jamás olvidaré; él me preguntó - ¿Qué tengo Arturo? ¿Qué me pasó?, mientras lo acostaba le decía que solo era un rasponcito y que no moviera su cabeza. Estando acostado no lloraba y no sentía dolor, mientras yo le lavaba con agua fría, inmediatamente después llegó Pedro Zurita y le encargué que consiguiera rápidamente un vehículo de los guardias, para trasladar a Alberto al Hospital Ángel Leaño para que le curaran.

Transcurrieron diez minutos después de que llegara Pedro, los cuales se me hicieron eternos, entonces decidí cargar a Alberto y caminar hasta las avenida principal de UNICO Patria, para conseguir un auto. Solo caminé 50 metros y vi que se aproximaba un Jeep, en ese momento dije gracias Dios Mío!!!, Entonces el guardia que venía manejando que no supe cual era su nombre, a quién le agradezco mucho, rápidamente me ayudó a subir a Alberto. Mientras salíamos de las Barranquitas, les di aviso a los ciclistas para que llegaran al campo de instrucción, para que me esperaran y yo llevar a Alberto.

Alberto Burgos en ningún momento presentó desesperación ni la pérdida del conocimiento, es un niño muy fuerte y valiente.

Los doctores encargados de la sala de urgencias actuaron al instante. Estando en la sala de espera pedí prestado un celular para comunicarme con mi papá, para que le avisara de lo sucedido al padre de Alberto, al Lic. Alberto Burgos, quien es miembro del Escuadrón de Caballería del PDMU.

Le agradezco a Dios porque si la herida hubiera llegado a la yugular, tendríamos un resultado fatal y gracias al seguro que tiene el Pentathlón en el Hospital Ángel Leaño se pudo actuar al instante.

Llegamos al estacionamiento del campo de instrucción a las 12:45 aproximadamente, donde ahí esperaban con nerviosismo los demás compañeros pentathletas de Burguitos.

Cinco puntadas fueron el resultado de este domingo para Alberto Burgos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Arturo, realmente eres un chavo muy valiente, que ante situaciones dificiles y peligrosas siempre sabes cómo reaccionar !!!!

Sigue asi y lucha siempre por alcanzar tus objetivos..... no te rindas nunca...

Vive el ciclismo al maximo !!

Atte

Norma

Anónimo dijo...

Hola Arturo :) En verdad admiro mucho tu valentia y las fuerzas que tienes para enfrentarte ante situacion tan dificiles. Cada dia confirmo y descubro el gran corazon que tienes.....eres genial!!!

Me encanto la forma en que lo redactas, tienes una manera tan peculiar y especial de describir cada sentimiento y cada acontecimiento; que cuando lo leo siento que lo estoy viviendo.....TE FELICITO!!!!



Eres un chavo muy Lindo!!!


Gracias por ser asi...


atte.
LULU :)